2 dic 2014

RETRATO DE S. A. R. LA INFANTA ISABEL DE BORBÓN Y BORBÓN (1851 - 1931)


A lo largo de la historia de los talleres de las cofradías de nuestra Semana Santa, o de otros con carácter particular, se han realizado innumerables trabajos encargados por intereses de protocolo de alto nivel, por razones políticas del momento, o por otros muchos motivos.
Todos ellos constituyen un capítulo insólito y poco estudiado en el ámbito de las artes plásticas.
Son poco conocidos por no haber trascendido ante el público, como es el caso de los bordados procesionales, y también por su dispersión geográfica.


Durante el periodo de tiempo en el que D. Emilio Felices Barnés estuvo a cargo de los talleres “Virgen de la Amargura”, se realizaron varios trabajos de este tipo. Entre ellos, se podrían destacar el Capote de Joselito, y el que podría denominarse como “el retrato más importante que jamás se haya bordado en Lorca”: El retrato de la infanta doña Isabel de Borbón.

En 1917 el Coro de Damas de Nuestra Señora la Virgen de la Amargura, encarga a D. Emilio Felices el retrato de la infanta de España doña Isabel de Borbón, conocida popularmente como “La Chata”, con motivo de su nombramiento como presidenta de honor de esta asociación.
Trabajo que el artista ejecutará paralelamente con el manto de la Virgen de la Amargura (1910 - 1927) y con el estandarte de la oración en el huerto (1918). Bordados que se estaban acometiendo en los talleres del Paso Blanco en aquel momento.

Realizado con la técnica ideada por Felices: el “punto corto” o “punto español felices”, supone una de las obras más importantes de cuantas se han realizado en Lorca.
Se sabe que sobre Encarnación Iglesias García de Alcaráz (quien más adelante se convertiría en la esposa de Emilio Felices), cayó la responsabilidad de bordar el cuerpo superior de la Infanta, incluida la cabeza, las manos y las condecoraciones; y la parte inferior del vestido. Siendo las citadas condecoraciones enviadas al artista para que pudiera reproducirlas con su verdadero color.


Imagen01: Fotografía que el Coro de
Damas dió a Emilio Felices para rea-
lizar el bordado; Fuente: Google.
Hay que tener en cuenta que si en el arte de la pintura el retrato es una de las modalidades más difíciles, conseguir dar vida y expresión a un rostro sobre un lienzo utilizando solamente agujas y hebras de seda entraña unas dificultades técnicas de excepcional calibre.

Todos los retratos de los que se tienen constancia, incluido el de la infanta doña Isabel, se hicieron a través de fotografías en blanco y negro. No hay indicios de que ningún personaje haya posado alguna vez ante la bordadora y el bastidor, como se posa ante los pintores.

Hija, hermana y tía de reyes, "la Chata" fue testigo de primera fila de casi cien años de historia de España. Le llamaban así por la forma de su nariz, pero siempre de forma cariñosa, nunca despectiva. Hasta ella misma acabó apreciando aquel cariñoso apodo.
La popularidad de la dos veces Princesa de Asturias (cinco años hasta que nació Alfonso XII y unos meses hasta que nació Alfonso XIII), se debía a muchas razones, pero la más importante era, sin duda, que habiendo nacido en el Palacio Real acudía a los mismos sitios que el pueblo llano: romerías, procesiones, verbenas, saraos, meriendas y, por supuesto, a los toros. 

Sería este carácter tan humilde y tan próximo al pueblo el que hiciera que el Coro de Damas quisiera obsequiarla con lo que mejor se sabía hacer en Lorca: un bordado.

Y es que fue uno de los pocos miembros de la Familia Real que aseguró que el amor del pueblo no viene dado, sino que había que ganárselo, que había que trabajar por la imagen de la monarquía". 

Imagen02: Recibidor del Palacio de Quintana;
Fuente: madridvillaycorte.es
La entrega de este retrato en Madrid está llena de anécdotas. Todas remarcan la humildad de la infanta y el afecto que sentía hacia el pueblo.

Cuando varios miembros de la directiva del Paso Blanco acudieron a Madrid para entregar este retrato, a la infanta solo le pesó la ausencia de Emilio Felices. Quien no figuraba en la comisión de semejante evento. Por ello pidió expresamente ver al artista que había dirigido esa obra de arte.

Cabe citar, que ya en la visita que la Infanta realizó a la ciudad de Lorca en 1907, conoció a Emilio Felices por su estrecho vínculo con los talleres de bordados. Lugares por los que se sintió atraída al contemplar algunos de los bordados de nuestra Semana Santa.

Emilio Felices, al conocer el deseo de la infanta, puso rumbo a Madrid y llegó al Palacio de Quintana unas semanas más tarde. 
Tras su llegada, es la propia infanta quien le enseña las diferentes estancias del palacio, al mismo tiempo que se interesaba sobre el punto de vista de Emilio a cerca de algunas piezas (cuadros, bustos, estatuas, etc.) que allí se encontraban.
Entre las dependencias que mostró a Emilio Felices, estaba su propia alcoba. Donde se produjo una de las anécdotas más destacadas. Según relató él mismo, la infanta le dijo: “Emilio, seguro que tú te mueres antes que yo”, a lo que tras su reacción corrió las cortinas de una de las ventanas y levantó una de las esquinas del colchón para que viera que dormía sobre una tabla.

Imagen03: Dormitorio de la Infanta, hoy día convertido
en despacho; Fuente: madridvillaycorte.es
La visita acabó en su despacho, donde la infanta quiso obsequiarle, como agradecimiento, con algo que le recordara a ella. Así le dijo: “Emilio, quiero que tengas un recuerdo mío, elige lo que quieras”; Y él, muy prudente, cogió lo más pequeño que alcanzaba su vista: un paisaje al óleo de unos 15 x 15 cm. 

La familia Felices desconoce la autoría de este paisaje, hoy restaurado, aunque se cree que puede ser una obra inglesa correspondiente a la época de Thomas Gainsborough (1727.1788) o John Constable (1776-1837), pintores pertenecientes a la pintura inglesa de jardín y anteriores al impresionismo.

Imagen04: Cuadro al óleo que escogió Emilio Felices
Barnés, del interior del despacho de la Infanta Isabel
de Borbón; Fuente: Familia Felices Iglesias.

La infanta Isabel quedó tan agradecida por el retrato que dio la orden a su secretario de que las puertas del Palacio de Quintana estuvieran siempre abiertas para D. Emilio Felices, quien podría visitarlo cuando quisiera sin obstáculo ninguno.

Ésta sería la última vez que quedara constancia de la situación y el estado del retrato de doña Isabel, bordado íntegramente en Lorca.

Tras la proclamación de la II República (1931 - 1936), la familia Real hubo de partir hacia el exilio y, aunque sólo a la Infanta Isabel el Gobierno le dio la posibilidad de quedarse en España, ésta decidió marcharse con sus ya casi 80 años.
Existen dudas de que pudiera llevarse consigo el tapiz bordado en seda; pero su fallecimiento tan solo cinco días después de llegar a París, y los saqueos sufridos en el Palacio de Quintana tras ser ocupado por fuerzas de ambos bandos de la Guerra Civil (1942), hacen imposible conocer el paradero de este retrato.

Hace algunos años, Antonio Felices Iglesias (hijo de Emilio Felices Barnés y de Encarnación Iglesias García de Alcaraz), se puso en contacto con Patrimonio Nacional, organismo del cual era presidente en aquel momento el actual Rey, D. Felipe VI (príncipe de Asturias en ese momento). Pero le respondieron que no tenían constancia de qué podía haber ocurrido con él. Por tanto, no se sabe si fue destruido o está en posesión de algún heredero, ya que la infanta se exilió a Francia y murió al poco tiempo. 
Hoy día, la familia Felices continúa buscando el paradero de este tapiz, considerando la idea de que no quede nadie aún con vida que haya podido verlo y que ayude a localizarlo.

Imagen05: Tapiz bordado en sedas de la infanta Isabel de Borbón,
obsequio del Paso Blanco, dirigido por Emilio Felices Barnés y rea-
lizado con la técnica del "punto corto" o "punto español felices" en
1917; Fuente: Emilio Felices Iglesias.

BIBLIOGRAFÍA

- www.monografias.com
- Arte en seda. La tradición del bordado Lorquino.
- www.madridvillaycorte.es
- Biografía de Emilio Felices Barnés, por Antonio Felices Iglesias.



Este artículo habría sido imposible sin la colaboración de la Familia Felices y, en particular, de Beatriz Felices, Antonio Felices Iglesias y Emilio Felices Iglesias (bisnieta e hijos de Emilio Felices Barnés).

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